Ese día fue el comienzo de un camino que en realidad ya venía de antes, incluso antes de empezar la carrera...
Os voy a contar un poco mi vida, preparaos para el rollazo.
Cuando estaba en bachillerato decidiendo lo que iba a estudiar, tenía muy claro que quería trabajar en un laboratorio y estaba dudando entre varias carreras. Buscando información sobre ellas y sus salidas laborales, descubrí una cosa llamada Biólogo Interno Residente que permitía a los biólogos/bioquímicos trabajar en el laboratorio de un hospital y la verdad es que la idea me encantó. Así, empecé la carrera con la idea de hacer el BIR, aunque también me gustaba la idea de la investigación (hacer la tesis y todo eso). A lo largo de ella dudé muchísimo sobre cuál de esas dos opciones elegir y, finalmente, debido a la falta de información sobre el BIR en la Universidad y por parte de los profesores, lo difícil que pintaban el examen y las salidas después de la residencia, decidí dejar de lado la idea del BIR y me centré más en la carrera de investigación (como si fuera más fácil, ¡ja!) De esta forma llegué al final de la carrera con el BIR guardado en el cajón del olvido y "decidida" a hacer la tesis, ya que todos los profesores lo ponían como la única salida posible para alguien que estudiase Bioquímica (lo cual no es cierto EN ABSOLUTO). Aunque tenía muchísimas dudas sobre si de verdad quería hacer el doctorado y dedicar mi vida a la investigación, y como aparentemente con solo el grado no te contratan en ningún sitio, me metí en un máster. He de decir que el máster me gustó mucho y aprendí cosas nuevas, pero a medida que se acercaba a su final y empecé a buscar becas para la tesis, me di cuenta de que me estaba metiendo en algo que en realidad no quería sin pararme a pensar qué otras opciones había que me gustasen más. Así que pensé en qué otras opciones tenía y volvió a aparecer por mi mente el BIR, aquella idea que había desestimado tiempo atrás... Me puse a bucear por internet para buscar de nuevo información y, finalmente, me decidí a ello. Así comenzó una andadura de unos 7 meses hasta el día del examen en los que dediqué el 100% del tiempo a estudiar.
A lo largo de esos 7 meses me he sentido de muchas formas distintas, en plan montaña rusa. Unos días me daba la impresión de que no era para tanto y que lo llevaba bastante bien, mientras que otros días me parecía que no recordaba nada de lo que había estudiado e iba a ser incapaz de retener tanta información. Es algo normal que ocurre mientras preparas el BIR (o cualquier otra oposición), todos en algún momento de tanto estudio nos preguntamos cómo se nos ocurrió meternos en este lío. Lo que yo hacía en estas situaciones, os lo aconsejo, era pensar en lo que podía conseguir (mi querida plaza) y ser consciente de que un mal día lo tiene cualquiera.
El mismo consejo sirve para otra de las sensaciones que sentí (y vais a sentir, si no lo habéis hecho ya) mientras estudiáis para el BIR, que es la incertidumbre. Van a aparecer pensamientos por vuestra mente de si estáis tirando meses (o años) a la basura cuando podríais estar buscando un plan B como echar el CV por ahí, buscar un trabajo a media jornada, estudiar algo más (idiomas...) Yo pienso que es mejor dedicarse a estudiar el BIR a tiempo completo, aunque obviamente esto ya depende de la situación de cada uno porque no todo el mundo tiene la posibilidad de estar estudiando sin trabajar y sin ingresos.
Y después de este periodo de estudio con sentimientos encontrados, los nervios del día del examen y posteriores mientras esperaba los resultados, la elección de plaza... Llegó el día de empezar en el Servicio de Análisis Clínicos y conocer a todo el mundo (resis, facultativos, técnicos...) y solo puedo decir que estoy verdaderamente encantada con la gente que hay, el ambiente, todo lo que estoy aprendiendo...
Todo el rollo este que he soltado viene básicamente a decir que, a pesar de todas las dudas que tengáis mientras os preparáis el examen y los momentos de bajón, los dejéis de lado y no desistáis porque ¡la residencia merece totalmente la pena!
El mismo consejo sirve para otra de las sensaciones que sentí (y vais a sentir, si no lo habéis hecho ya) mientras estudiáis para el BIR, que es la incertidumbre. Van a aparecer pensamientos por vuestra mente de si estáis tirando meses (o años) a la basura cuando podríais estar buscando un plan B como echar el CV por ahí, buscar un trabajo a media jornada, estudiar algo más (idiomas...) Yo pienso que es mejor dedicarse a estudiar el BIR a tiempo completo, aunque obviamente esto ya depende de la situación de cada uno porque no todo el mundo tiene la posibilidad de estar estudiando sin trabajar y sin ingresos.
Y después de este periodo de estudio con sentimientos encontrados, los nervios del día del examen y posteriores mientras esperaba los resultados, la elección de plaza... Llegó el día de empezar en el Servicio de Análisis Clínicos y conocer a todo el mundo (resis, facultativos, técnicos...) y solo puedo decir que estoy verdaderamente encantada con la gente que hay, el ambiente, todo lo que estoy aprendiendo...
Todo el rollo este que he soltado viene básicamente a decir que, a pesar de todas las dudas que tengáis mientras os preparáis el examen y los momentos de bajón, los dejéis de lado y no desistáis porque ¡la residencia merece totalmente la pena!