Ya queda muy poquito para el primer día que tengo que ir al hospital, concretamente ¡mañana! Ese día va a haber un acto de presentación o algo por el estilo y el día siguiente va a ser de papeleo para firmar el tan ansiado contrato.
Esta entrada es básicamente para escribir como me siento, que es con muchas ganas de empezar, nerviosa, pero también con miedo. ¿Y miedo de qué? Pues miedo a lo desconocido, a enfrentarme a una nueva situación. No saber si me va a gustar la especialidad, si voy a encajar, si voy a ser capaz de coger el ritmo y enterarme de las cosas o si por el contrario voy a ser un desastre con patas.
Esto supongo que le pasará a todo el mundo que esté a punto de empezar una nueva etapa en su vida. Después de tanto tiempo estudiando (en la Universidad y preparando el BIR), ya estoy acostumbrada a ir a clase, tomar apuntes, cómo estudiar, cómo hacer un examen... Pero claro, la residencia no tiene NADA que ver con eso y tampoco se parece a ningún trabajo que haya tenido antes. Pero bueno, no hay que dejarse llevar por las preocupaciones y ¡a disfrutar! Espero que en unos meses, al leer esta entrada, me dé la risa al pensar cómo podía estar asustada por esto.
En el próximo post escribiré qué tal han ido mis primeros días :)
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